Es necesario repensar los motivos por los cuales institucionalizar las primarias en Bolivia, ya que en el debate político nacional se está planteando como una estrategia de la oposición y no como una técnica democrática que enriquecería nuestro moribundo sistema de partidos, legitimaría a nuestros representantes y permitiría, como bien dijo Iván Arias Durán, “resolver un problema de país y no de oposición”.
Propiamente dichas, las elecciones primarias permiten la elección libre de precandidatos de los partidos políticos en vista a las elecciones generales mediante el sufragio de los afiliados (internas o primarias cerradas), o del total de los ciudadanos habilitados por ley para ejercer su derecho ciudadano (internas o primarias abiertas).
Ante el fracaso de las internas cerradas en Bolivia, y ante el emergente debate de las primarias abiertas por varios miembros de la oposición, sugiero pensar las primarias desde tres ámbitos: ciudadanía, agrupaciones políticas y sistema democrático.
La decisión de formación de élites en los partidos políticos se genera -en la mayoría de los casos- mediante una estructura cerrada de poder como grupos de delegados, comités o comisiones de afiliados en congresos partidarios, o la simple dedocracia de los líderes tradicionales; esto abre la primera brecha entre la ciudadanía y la vida política ocasionando natural incertidumbre y desconocimiento de los futuros representantes.
Las elecciones primarias abiertas permiten en este sentido generar una mayor adhesión a la vida política desde el primer momento del diseño de las estructuras de representación en las agrupaciones políticas, esto vincula directamente al ciudadano con el origen del proceso electoral, evitando la incertidumbre y generando mayor interés y credibilidad en los candidatos a los cuales les otorgan un control de calidad desde el principio del proceso electoral.
La base de nuestro sistema de representación política está caracterizada por la dedocracia de las élites que los componen, factor fundamental para la pérdida de credibilidad del sistema democrático, y la incapacidad de generar liderazgos competitivos dentro del seno de las agrupaciones políticas.
Las elecciones primarias abiertas, como técnica democrática, permiten un dinamismo en la competencia por asumir liderazgos políticos, revitalizando la organización desde su seno y permitiendo crear una formación política desde sus bases, así como también una apertura a los debates de los programas de gobierno que ofertan los partidos, mejorando su función mediadora y canalizadora de la opinión pública.
En los países latinoamericanos hemos pagado un costo muy alto por la democracia, y ante la posibilidad de profundizarla e institucionalizar una característica de ésta, nuestro país se fortalece.
El establecimiento de elecciones primarias abiertas en el país, como técnica del sistema democrático, es altamente propicio para el desarrollo del sistema de partidos y la representación política, generando valores democráticos, cultura política y opinión pública desde la instancia inicial del proceso electoral.
El Gobierno y la oposición deben abandonar las viejas prácticas y reemplazarlas por marcos legales con incentivos que sirvan como asiento de la organización del poder con una base democrática y sólida, pensando en las primarias como una técnica en pos de una estructura democrática más estable.
Pensar en profundizar la democracia mediante un diseño institucional adecuado para elecciones primarias abiertas es una tarea difícil pero posible. Bolivia tiene la madurez suficiente para asumir dicho diseño institucional que gradualmente irá moldeando el comportamiento general de la vida democrática.
Propiamente dichas, las elecciones primarias permiten la elección libre de precandidatos de los partidos políticos en vista a las elecciones generales mediante el sufragio de los afiliados (internas o primarias cerradas), o del total de los ciudadanos habilitados por ley para ejercer su derecho ciudadano (internas o primarias abiertas).
Ante el fracaso de las internas cerradas en Bolivia, y ante el emergente debate de las primarias abiertas por varios miembros de la oposición, sugiero pensar las primarias desde tres ámbitos: ciudadanía, agrupaciones políticas y sistema democrático.
La decisión de formación de élites en los partidos políticos se genera -en la mayoría de los casos- mediante una estructura cerrada de poder como grupos de delegados, comités o comisiones de afiliados en congresos partidarios, o la simple dedocracia de los líderes tradicionales; esto abre la primera brecha entre la ciudadanía y la vida política ocasionando natural incertidumbre y desconocimiento de los futuros representantes.
Las elecciones primarias abiertas permiten en este sentido generar una mayor adhesión a la vida política desde el primer momento del diseño de las estructuras de representación en las agrupaciones políticas, esto vincula directamente al ciudadano con el origen del proceso electoral, evitando la incertidumbre y generando mayor interés y credibilidad en los candidatos a los cuales les otorgan un control de calidad desde el principio del proceso electoral.
La base de nuestro sistema de representación política está caracterizada por la dedocracia de las élites que los componen, factor fundamental para la pérdida de credibilidad del sistema democrático, y la incapacidad de generar liderazgos competitivos dentro del seno de las agrupaciones políticas.
Las elecciones primarias abiertas, como técnica democrática, permiten un dinamismo en la competencia por asumir liderazgos políticos, revitalizando la organización desde su seno y permitiendo crear una formación política desde sus bases, así como también una apertura a los debates de los programas de gobierno que ofertan los partidos, mejorando su función mediadora y canalizadora de la opinión pública.
En los países latinoamericanos hemos pagado un costo muy alto por la democracia, y ante la posibilidad de profundizarla e institucionalizar una característica de ésta, nuestro país se fortalece.
El establecimiento de elecciones primarias abiertas en el país, como técnica del sistema democrático, es altamente propicio para el desarrollo del sistema de partidos y la representación política, generando valores democráticos, cultura política y opinión pública desde la instancia inicial del proceso electoral.
El Gobierno y la oposición deben abandonar las viejas prácticas y reemplazarlas por marcos legales con incentivos que sirvan como asiento de la organización del poder con una base democrática y sólida, pensando en las primarias como una técnica en pos de una estructura democrática más estable.
Pensar en profundizar la democracia mediante un diseño institucional adecuado para elecciones primarias abiertas es una tarea difícil pero posible. Bolivia tiene la madurez suficiente para asumir dicho diseño institucional que gradualmente irá moldeando el comportamiento general de la vida democrática.
Fuente: http://aulalibrebol.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2713:primarias-abiertas-en-bolivia-itecnica-o-estrategia&catid=84:opinion